Eddie Mosler nace en Quito – Ecuador el 17 de Enero de 1975. A la temprana edad de cinco años comienza a hacer sus primeros esbozos y se presenta en un concurso realizado por uno de los principales diarios de la ciudad de Quito, donde gana el primer lugar. Con el pasar del tiempo comienza a desarrollar un gran interés, especialmente por la plumilla y a los 11 años participa en una exposición realizada por la Casa de la Cultura Ecuatoriana, obteniendo nuevamente el primer lugar.
En 1992, se traslada a la ciudad de Guayaquil en donde despierta la curiosidad por el color y por todo lo que va más allá de lo que podemos ver en el plano físico o tridimensional. Su interés y perseverancia lo llevaron a formarse a sí mismo mediante una estructuración original, guiada únicamente por la conexión que fue desarrollando con cada una de sus obras.
Eddie Mosler se denomina a sí mismo como pintor autodidacta, por su autoformación y visión artística única y original, que lo llevaron a distinguirse en exposiciones en Ecuador, América y Europa. Todas sus colecciones han sido destacadas, siendo estas: Armonía Infinita, Percepción Astral, Contemplación Cósmica, Expansión de Luz y Conciencia Dimensional.
Las pinturas de Mosler están a menudo compuestas de óleo, acrílico, fuego y escarcha; en ellas, cada color y figura geométrica tiene su propio significado, vibración e intensidad de luz. Es precisamente la genialidad en la fusión de todos estos componentes la que le permite al observador entrar en una armonía vibracional y multi-frecuencial con la obra artística del pintor, brindándonos una sensación de enlace directo con la magia del universo.
Mirar una pintura de Mosler, nos lleva a un estado de contemplación y profunda meditación, proporcionándonos de esta manera, un portal dimensional que nos ayuda a expandir nuestro estado de conciencia para lograr observar, con una nueva perspectiva, lo que ocurre en nuestras vidas, en el planeta y en el universo; cada cuadro parecería trabajar como un receptor de la energía del cosmos que nos proyecta a la posibilidad de integrarnos a diferentes e infinitas dimensiones, haciéndonos conscientes de que somos seres espirituales y multidimensionales viviendo una experiencia terrenal.