(Desde una mirada de las constelaciones Familiares).

Es momento de que comencemos a ser flexibles mentalmente para la construcción de toda esta nueva energía y nueva humanidad que estamos creando. Es momento de comprender desde nuestro SER. Las constelaciones es una herramienta magnifica para poder trabajar desde el alma y es un honor para mí compartir con ustedes.

Aunque solemos decir que el amor está por encima de todo, vemos que muchas veces el resultado no es el esperado.

Una pareja que se casa muy enamorada y al poco tiempo comienza a agredirse, faltarse el respeto, no pude vivir en paz porque hay conflictos con la anterior pareja y al tener sus propios se dificulta la integración con los anteriores.

En todos estos casos donde el amor está primero y se lo privilegia, vemos que también prevalece el conflicto. ¿Será entonces que anteponiendo el amor, privilegiando el amor, no alcanza?

Bert Hellinger dice que “Primero está el orden y luego el amor”. Y únicamente de esta manera, podemos resolver los conflictos en una red familiar o vincular.

Habla de varios órdenes que son universales. Algunos de ellos son:

El orden de la vinculación: no podemos resolver nada si no aceptamos que existe un vínculo.

Cuando decimos: “Para mí él/ella, no existe”, “Este problema lo creó él/ella”. “Yo no tengo nada que ver con esta persona”. “Para mí está muerto”. Si no aceptamos nuestra parte de responsabilidad y reconocemos al otro, no hay posibilidad de resolver el conflicto.

El orden de la pertenencia o inclusión que dice que todos los que son parte de un sistema tienen el mismo derecho a ser incluidos.

No se puede resolver un conflicto en una nueva pareja con nuevos hijos si se excluye del sistema a las anteriores parejas e hijos. Es necesario reconocerlas, agradecerles que hayan hecho lugar a la nueva relación y darles un lugar en sus corazones. No importa si moralmente no se han  portado “bien”. El alma no reconoce entre “bien” y “mal”.

Otro Orden importante es el de la Jerarquía: que dice que quien llegó primero tiene prioridad. En una familia: llegaron primero los abuelos, luego los padres y luego los hijos. Si los hijos no toman el amor de los padres y no reconocen que llegaron primero, tratando con arrogancia de negarlos o sentirse superiores, los vínculos y la vida de la persona no se desarrollará armónicamente.

En una pareja que no toma el amor de sus padres habrá conflicto, en una pareja que no reconoce los amores e hijos anteriores, habrá conflicto y solo esto podrá modificarse si respetamos los Órdenes del Amor.

La Conformación de una pareja es algo que nos marca para toda la vida. En la pareja depositamos ilusiones de felicidad, amor para toda la vida, fidelidad, compañerismo, conformación de familia, hijos. Cuando nos pensamos en pareja nos vemos armónicos, completos, felices. En tanta idealización nos olvidamos que una pareja nos confrontará con nosotros mismos y que junto con la felicidad nos proporcionará momento de dificultades, dolor, fracasos, desengaños. Todo esto es una pareja.

En la pareja lo que vivimos como crisis o problemas, es tan solo parte de este proceso. La pareja no se simplemente la unión de dos personas. Es el encuentro de dos familias, de dos clanes. Cada una con sus costumbres, su historia, su destino, sus dificultades y sus valores particulares.

Lo difícil de esto es que cada uno de los miembros de la pareja, siente que lo suyo es lo valedero y este es el comienzo del conflicto. Y los valores del uno y del otro son relevantes, aunque sean distintos.

Una vez establecida la pareja, sus miembros dejan de ser libres y este vínculo perdura para toda la vida. Aun si algún día llegan a separarse.

Según Bert Hellinger para conformar una pareja duradera, debemos tener en cuenta los siguientes puntos:

  1. Nuestra Integridad individual

La pareja no es una solución para la soledad personal, ni está en condiciones de suplir nuestras carencias, como tampoco muchas de nuestras necesidades personales.

El amor para con el otro depende de nuestro amor propio. En nuestra pareja depositamos nuestro vacío interior y la hacemos responsable del mismo.

La vida de pareja dependerá de nuestra integridad como individuos y esta integridad depende de aspectos como:

  1. Integración con el sistema de origen

La fuerza de vida nos llega de nuestros ancestros y especialmente de nuestros padres. De allí la importancia de que los tengamos bien integrados en nosotros mismos. Si estamos libres de reclamos, juicios y reproches. Si hemos logrado asentir a todo tal como es, a la vida como nos ha sido dada. Si estoy en paz con mi sistema, mi mirada estará libre y dispuesta para relaciones nuevas. Si estoy en paz con mi sistema, mi sistema me soporta y me apoya.

  1. Cierre completo de relaciones anteriores

No es posible tomar a una siguiente pareja plenamente si la relación anterior no ha sido cerrada de la mejor manera posible. Es frecuente encontrarnos con que las nuevas relaciones construidas cargan con la sombra de lo vivido con una pareja anterior. Debemos reconocer, honrar, agradecer a las parejas anteriores, dándoles un lugar en nuestro corazón es indispensable para comenzar nuevas relaciones. Igualmente es importante darle lugar al dolor de la separación y al duelo correspondiente.

  1. La integración con el cónyuge

“Quien no está de acuerdo con su pareja tal y como es, la perderá.”

Aceptar al otro tal como es, sin intentar cambiarlo ni modificarlo. No buscar hacerle al otro de padre o madre, ni buscar que nos haga de padre o madre. Relacionarse de tú a tú, con igualdad de rango y responsabilidades. Necesitarse mutuamente y ser conscientes de la importancia del dar y tomar y del equilibrio que estos requieren.

  1. Integración con la familia de origen del cónyuge

Según Hellinger la pareja tiene prioridad sobre los padres y debe ponerse sus propias reglas y  valores, pero aun así cada uno debe saber que el otro es quien es, por su familia de origen.

Asentir a ambas familias de origen permitirá que la pareja tenga fuerza y pueda mirar hacia el futuro: sus hijos, sus nietos, sus proyectos.

  1. Equilibrio entre el dar y el tomar.

Cuanto mayor el intercambio, más profunda la relación y mayor el vínculo. Cuando este intercambio se realiza de manera amplia y a un nivel elevado y equilibrado, nos sentimos cómodos, alegres, ligeros.

  1. Los Hijos

Después de los padres vienen los hijos. La relación de la pareja siempre es primero y es de mayor peso que la relación con los padres o con los hijos. Es fundamental que ese espacio de pareja se conserve y se cuide.

Los hijos tomamos de los padres y aquello que nos fue dado por nuestros padres, lo compensamos pasándolo a la vez a nuestros propios hijos.

  1. Hijos de matrimonios anteriores

Como ya dijimos es muy importante el reconocimiento de los cónyuges o compañeros anteriores y de los hijos ya existentes. Y en el caso de los hijos de parejas anteriores, éstos tienen prioridad a la posterior pareja e hijos nacidos de esta última unión.