Todos hemos experimentado el dolor de la falta de comunicación con personas de nuestro entorno, duele tanto no encontrarnos en sus miradas, vivir juntos y sentir su ausencia, dormir en la misma cama y estar a kilómetros de distancia. ¿Hace cuánto tiempo fue la última vez en que hubo un encuentro verdadero? sin discutir, sin pelear, sin reclamar, sin esperar nada, esta experiencia nos lleva a un entendimiento y es que la presencia corpórea del otro no garantiza la comunicación.
La comunicación es la transmisión de señales mediante un código común entre el emisor y el receptor. Centremos nuestra atención en el código que estamos usando para comunicarnos, hasta hoy han sido nuestros cinco sentidos, de cuerpos a cuerpos.
Pero hay otra manera de comunicarte y esta manera no puede fallar, es la comunicación a través del pensamiento. Tú no eres un cuerpo y comenzarás a experimentar este estado de Ser en el momento en que se utilice adecuadamente la facultad de comunicación que tienes, la cual ha estado limitada al cuerpo.
A medida que vas adentrándote al entrenamiento mental vas a experimentar una nueva manera de comunicación. Vas a darte cuenta que cada día las palabras van dejando de tener tanto valor en tu experiencia de comunicarte con los demás y la interacción con el otro la comienzas a desarrollar a través de tus pensamientos.
Ya no hay una reacción automática de defensa, con argumentos desgastantes, juicios y condenas, tus señalamientos incesantes bajan la guardia, ya hay algo que te dice que esa metodología no funcionó, no funciona, ni funcionará jamás.
Tú no te comunicas con cuerpos, sino con tus propios pensamientos de lo que has concluido que el otro es, por ejemplo: si piensas que tu jefe es un abusador, tú no te comunicas con el “jefe abusador” cuando lo ves y platican, tú te comunicas con ese pensamiento cada vez que lo traes a tu mente y lo recuerdas.
Cada día tu capacidad de comunicación se va a ir volviendo más abstracta. Cuando pasas por alto el pensamiento honesto e intentas comunicarte hablando, hay una brecha, un espacio, una interrupción que no permite una comunicación directa con el otro, se distorsiona y deja de ser efectiva.
Comunicar es compartir un espacio en tu mente con el otro, es traer el pensamiento del otro a tu mente en perfecta comunión (común – unión). Comunicar es abrazar al otro desde tu mente, acogerlo y bendecirlo.
Un Curso de Milagros nos dice “La comunicación pone fin a la separación”T-8.VII.4.En el nivel de cuerpos separados es imposible la comunicación, es por eso que esa persona no te escucha, no te atiende, no le importa lo que dices, por un oído le entra y por el otro le sale. No es que la persona no quiera atenderte es que en ese nivel es imposible una comunicación verdadera, lo que puedes lograr es una “aparente comunicación”.
La honestidad juega un papel fundamental a la hora de comunicarte a través de los pensamientos, pues cuando te detengas a observar tus pensamientos hacia ese que “no te escucha” verás que no confías en él y que le temes. Lo que sucede en tu mente cuando lo piensas es una crucifixión por lo estúpido, inepto y desgraciado que es y aparte según tú “sabes que no va a cambiar” el otro no cambia, no porque sea malo, él no cambia porque tú no confías en que pueda hacerlo.
Ya no te desgastes tratando de comunicarte con cuerpos, harán como si les importa lo que dices pero a la más mínima alteración verás que en realidad no escuchó, ni atendió nada de lo que decías. Eres poderoso y puedes cambiar toda situación de conflicto, si en lugar de “poner la cosas claras” miras honestamente la poca confianza que tienes en tu hermano.
Te invito a que llames al Espíritu Santo cuando te observes pensando en lo desgraciado que es el otro, él te enseñará que el pensamiento es comunicación y ésta solamente se da cuando estás en común – unión con el otro.
Quien te creo confía plenamente en ti. ¿Por qué tú no habrías de confiar en tu hermano? dale la mano desde tus pensamientos y pon en duda su estupidez, te llevarás grandes sorpresas.