El ego nace de un error llamado “separación”. La mente al creer que lo que es UNO podía fragmentarse, lo eterno, morir y lo perfecto volverse imperfecto; toma conciencia de un yo individual que se mueve en una línea de espacio y tiempo, con capacidades divididas a las cuales se les introducen grados, aspectos e intervalos, esto da lugar a la percepción.

La mente abandona su poder creador para dar lugar a la proyección volviéndose un aspecto inquisidor y hace preguntas que no entiende respuestas significativas ya que toda respuesta en este nivel la declararía inexistente.

Nos dice Un Curso de Milagros “Una mente separada o dividida no puede sino estar confundida, esto hace que sus aspectos sean extraños entre sí, y ésta es la esencia de la condición propensa al miedo en la que el ataque siempre es posible.”

El ego en su naturaleza es una mente que genera una lógica de caos, y conflicto constante. La pregunta fundamental es ¿Podemos salir de una mente en caos? Claro que sí, entendiendo la “separación”, yendo a la supuesta causa.

El curso nos aclara “El término “mentalidad recta” se debe entender como aquello que corrige la “mentalidad errada”, y se refiere al estado mental que induce a una percepción fidedigna.  Es un estado de mentalidad milagrosa porque sana la percepción errónea, lo cual es ciertamente un milagro en vista de cómo te percibes a ti mismo.”

La mentalidad recta no es más que el entendimiento de la naturaleza real de la mente, que es UNA e íntegra, es tener claridad de que las “capacidades” con las que el yo individual cuenta no son sino sombras de la verdadera fortaleza del estado de Ser, el cual está dotado de lo que Dios Es. Este conocimiento desarrolla una lógica de Amor e invulnerabilidad.

Al ego se le abandona, dejando atrás todos los deseos vanos, los cuales son ilusiones y no perdurarán. Su final es indudable pues te cansarás, llorarás, te desilusionarás, fracasarás una y otra vez hasta dar lugar al despertar del sueño de lo que habías creído ser y así restablecer la conciencia de lo que verdaderamente Eres.

El ego es un pensamiento ilusorio, que surgió de una duda ancestral la cual se planteaba si era posible hacer mortal lo inmortal, finito lo infinito, limitado lo ilimitado.

Ahora estás recibiendo la respuesta a tu duda Santo Hijo de Dios, nunca fue posible, no lo está siendo, ni lo será jamás. Pues el Hijo de lo eterno no podría subsistir en la temporalidad.

Lo que Dios creó como UNO permanecerá así eternamente porque esa es su voluntad y unirte a esta santa Voluntad te sacará de las penumbras del dolor y sufrimiento en el que crees estar.

El ego no es nada, pero se manifiesta de tal manera que parece ser algo. En un mundo de formas no se puede negar al ego, pues sólo él parece real, ninguna definición que se haga de una mentira puede hacer que ésta sea verdad; ni tampoco puede haber una verdad que las mentiras puedan realmente ocultar.

El ego es sufrimiento, es la idea de un yo limitado encapsulado en un cuerpo, llamando vida a lo que en realidad es muerte. Observa tu miedo, esa insatisfacción profunda, ese odio y decide de una vez por todas abandonarlos pues son tus ídolos.

La Verdad desvanecerá tus delirios de dolor, elevará tu conciencia de un yo fragmentado a un Yo que trasciende los límites de tiempo y espacio para dar lugar a tu verdadera identidad, a tu Ser real.

Hoy juntos reconocemos que la voluntad de Dios es una sola y que la compartimos porque somos Uno, con este entendimiento se acaba el conflicto y el caos pues nos damos cuenta de lo absurdo que la Voluntad de Dios pudiera ser ajustada o cambiada.

El miedo es un sueño, el Amor es realidad. La experimentamos a través de Su Voz que nos recuerda que Él no nos abandonó y ha permanecido esperando el retorno del Hijo; al Amor de su Padre quien le aguarda con regalos que no son de este mundo.

El ego es un error que se puede corregir muy fácilmente. Cuando tomas conciencia de que tu dolor y sufrimiento no provienen de nada externo, aquiétate y siente que no sabes en verdad por qué sufres tanto, por qué tanta insatisfacción. Pregunta calladamente, la Voz que habla por Dios te responderá, enjugará tus lágrimas y te liberará.

Él no te ha abandonado, está esperando a que estés dispuesto a dejar atrás el juego de dolor, para que escuches su Voz hablarte de su Amor por ti y por su creación. Decide ya no hacerte daño siendo un yo individual, no es necesario tanto dolor, contesta su llamada que te invita a que seas uno, eterno y perfecto. Permite que el resplandor de tu mente le recuerde al mundo lo que ha olvidado, para que por fin el plan se lleve a cabo.

lesly Vanegas