Nuestra salud y el camino hacia el bienestar no es una línea directa; rara vez es un camino sin tropiezos, y definitivamente no se presenta sin dolores y pesares. Al igual que con todo lo que hago, siempre pienso en formas de ayudar a otros a encontrar su verdad y a liberarse de las limitaciones de la mente, mientras exploro formas alternativas de vivir una mejor vida. Ahora estoy eligiendo compartir con ustedes cómo han sido los últimos 14 meses para mí, con la esperanza de que, quien necesite escucharlo, encuentre su camino hacia el bienestar.
Como dije antes, nuestro camino hacia la salud y el bienestar nunca está libre de tropiezos. Para muchos, experimentar dificultades es la única manera de despertar. En mi caso, nunca imaginé que mi jornada hacia el bienestar físico llegaría con la menopausia. De hecho, todo lo que escuchamos sobre la menopausia es cómo las mujeres pasan por sofocos y tienen dificultades para dormir y para perder peso. ¡Yo he tenido el viaje de mi vida! Todo comenzó el 4 de julio de 2020 cuando terminé en la sala de urgencia porque mi presión arterial estaba aumentando (mi presión arterial siempre ha sido normal), estaba experimentando temblores en el interior y sudores fríos. Me mareaba fácilmente y sentía que necesitaba comer algo cada hora o me sentía débil y con náuseas. Esto era muy inusual para mí. El Dr. en la sala de urgencia hizo algunos análisis de sangre y terminó recetándome un medicamento para la presión arterial, diciendo que no encontraba nada mal conmigo. Tomé esa pequeña píldora a regañadientes y no hizo nada para alterar el problema. Al día siguiente fui a mi médico de atención primaria. Luego de varios exámenes él sintió que mi problema era diverticulitis. Me recetaron unos antibióticos muy aterradores (tan fuertes que hay una advertencia en la etiqueta de que podrías morir a causa de ellos). El Dr. juró que eran seguros y que sería lo único que podría eliminar mi posible infección. (Digo posible porque no se comprobó nada). Los tomé, de buena fe, esperando lo mejor. Esos fueron los 10 días más largos de mi vida. Sobreviví y comencé a sentirme mucho mejor. Sin embargo, el problema de la presión arterial seguía estando presente.
Si me conoces, me niego a aceptar un diagnóstico sin tratar de encontrar la verdadera causa y para poder tratarlo de una manera natural. Entonces, decidí ir a ver a mi ginecólogo. Presentía de que mis hormonas estaban jugando un papel en ello. Me hicieron análisis de sangre para ver cómo estaban mis niveles de estrógeno y progesterona. Estos exámenes me los habían hecho 6 meses atrás y las hormonas estaban normales. Bueno, en 6 meses habían caído drásticamente a un gran 0. Mi primer instinto fue correcto! Comencé a buscar un especialista en hormonas naturales y me tomó una eternidad encontrar a la persona adecuada.
Mientras tanto, comencé a desarrollar muchas sensibilidades a diferentes alimentos. Me di cuenta de que mi cuerpo no estaba procesando sal en absoluto. Cada vez que ingería una pequeña cantidad de sal, mi presión arterial subía. ¡Ajá! ¡Así que era la sal! Comencé a tomar tabletas de potasio cada vez que esto sucedía junto con masajear mis piernas y mi pecho para ayudar a la circulación, pues la inflamación en el cuerpo afecta la circulación. En cuestión de minutos mi presión arterial volvió a la normalidad. Y sí, dejé de tomar la píldora para la presión arterial. Pero este fue el comienzo de otra montaña rusa esperándome. Empecé a tener, lo que parecían ser episodios anafilácticos; mi primer episodio siendo en la mañana del Día de Acción de Gracias 2020. Me gusta hornear un pan de calabaza cada año para esta ocasión. Me desperté de buen humor y horneé mi pan. Me encanta probarlo mientras está caliente. Así que hice precisamente eso; ¡corté un pedazo y me lo saboreé!
En cuestión de minutos comencé a sentirme débil y mareada. Entonces no podía respirar. Sentí que estaba lista para desmayarme. Luego vomité y después me sentí mejor, pero terminé pasando todo el día en la cama, mientras mi esposo y mi hijo preparaban la cena de acción de gracias. Una cena que no pude disfrutar.
Desde ese día, empecé a tenerle miedo a la comida. Me aterrorizaba tener otro de esos episodios. La comida era lo último en lo que quería pensar y, sin embargo, la necesitaba para el sustento. Así que elegí mis alimentos seguros y comía lo mismo todos los días. Me sentía bien, pero comencé a bajar de peso de una manera extrema. Estaba perdiendo 1 libra por día. Al principio no me importó, ya que siempre había tenido problemas para perder peso y la fibromialgia lo hacía demasiado difícil. Sin embargo, cuando llegué a rebajar 22 libras empecé a preocuparme, pues supuestamente la menopausia tiene el efecto totalmente opuesto. Así que finalmente encontré a mi especialista en hormonas.
Este maravilloso médico me proporcionó el estrógeno natural y la progesterona necesarios para equilibrar mis hormonas nuevamente. En 2 meses comencé a sentirme mucho mejor, pero mis sensibilidades a los alimentos seguían siendo un problema. El siguiente paso fue encontrar un médico de medicina funcional para mirar mi sistema digestivo. Encontré a otra maravillosa doctora quien hizo todas las pruebas necesarias para descubrir que mi problema era un intestino permeable y mucha inflamación en mi cuerpo. Ella determinó que, muy probablemente, comencé a desarrollar más sensibilidad a los alimentos después de los antibióticos pesados que tomé, los cuales eliminaron una infección, pero me arrancaron de todas mis bacterias buenas, lo que hizo imposible reparar mi estómago e intestino. Ahora, a los 3 meses de mis nuevos suplementos y alimentos adecuados, mi peso se ha estabilizado (y tampoco aumento en absoluto), por primera vez en unos años puedo hacer ejercicio liviano sin sentirme rígida o con dolor durante meses después de hacer ejercicio, y estoy disfrutando de lo que como. ¿Anhelo los alimentos prohibidos? A veces. Pero todo lo que necesito hacer es pensar en cómo me haría sentir y cuán dañino sería para mi cuerpo, y el deseo desaparece. He estado libre de azúcar durante más de un año. No como pan, ni pasta ni papas ni nada en la familia de las papas, ya que esa es mi principal fuente de intolerancia. No como carne roja. No como tomates, ni coliflor, ni brócoli. No cocino con muchos condimentos, aparte del limón y el ghee – una mantequilla india. No como alimentos fritos. Tengo que cocinar todas mis verduras (no puedo comer ensaladas crudas frescas). No tomo café, nunca. Solo bebo agua alcalina. Solo como una comida principal al día a la hora del almuerzo, tengo batidos de frutas y verduras increíblemente deliciosos para el desayuno y comidas pequeñas para la cena. Mi deseo de dulces se satisface con fresas o un pequeño trozo de chocolate oscuro sin azúcares añadidos. Algunas personas escucharán esto y dirán: ¡Oh, pobre de tí! Yo digo: ¡Afortunada soy! Lo descubrí. ¡Me siento mejor que nunca! Tengo más energía.
Estoy libre de inflamación. Puedo moverme en mi cuerpo libremente y sin dolor. ¡No podría estar más feliz! Disfruto de mis comidas. Ahora disfruto de mi vida. Por lo tanto, a pesar de que el camino hacia el bienestar de cada persona es muy diferente, espero que puedan comenzar a pensar diferente. No se limiten a aceptar un diagnóstico y tomar una píldora para ello. Investiguen. Escuchen lo que le dice su cuerpo y préstele atención a sus instintos. Para algunos, tomar una píldora aún puede ser la respuesta. Y si han hecho la investigación y todo apunta en la dirección de necesitar esa píldora para sentirse y estar saludable, adelante. Creo que el futuro de nuestra salud nos está llevando de vuelta a lo básico. La forma natural puede hacer que sanes para siempre, no solo temporalmente hacerte sentir mejor.
Una de las cosas que me mantuvo regulada fue el utilizar los saunas infrarrojos. Esto me desintoxicaba frecuentemente y bajaba mi presión arterial. Pero también entendí que necesitaba algo más personal. La música ayuda a relajarte dentro del sauna, pero a veces tu mente está muy ocupada y no puedes descansar. Empecé a meditar dentro de los saunas trayendo mi propia vibración y tuve revelaciones y sanaciones espectaculares.
Es por esto que muy pronto tendrán la oportunidad de experimentar a Sudando OM. Mi creación exclusiva. Esta combinación no la encontrarán en ningún otro lugar. En mi Centro de Tranquilidad y Restauración van a encontrar el matrimonio ideal: sauna infrarrojo, con sanación de sonido a través de la meditación guiada con mi voz en la que incluyo frecuencias cosmoenergéticas de sanación. Más aún, encontré que después de hacer sanaciones energéticas, el sauna remueve lo que queda y la persona queda “como nueva.” Así que los espero en mi centro desde el mes de octubre, donde se abrirán las puertas de Sudando Om.
Ahora ya conoces tus opciones. Tú decides qué camino tomar. Deseándoles toda la inspiración para un mejor cuidado personal y el encuentro del camino hacia su bienestar.
Mi consultorio está localizado en: 23502 Lyons Ave., Ste. 201A Santa Clarita, CA 91321
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