Como decía Jarabe de Palo en su famosa canción: “de según cómo se mire, todo depende”.

Y en este artículo queremos mostrarte que hay otra forma de ver a esos comportamientos que denominamos: limitantes.

Bien es sabido que, tanto en el mundo del Desarrollo Personal, como en las Terapias, buscamos “solucionar problemas”, y para ello hacemos uso de muchas

técnicas y herramientas que lo que pretenden es:

– cambiar tu forma de pensar, sentir y, por tanto, de comportarte.

¿Para qué? para poder SEGUIR ADELANTE con tu VIDA.

COMPORTAMIENTOS BIOLÓGICOS

Ahora bien, lo que la mayoría de nosotros no sabemos es que nuestra biología ya está preparada para “solucionar conflictos”. A esto, comúnmente, le llamamos supervivencia.

Pero “seguir adelante” también tiene que ver con expandir conciencia, desarrollar potencial, generarse nuevas habilidades, etc. Y la biología, cuenta con distintos comportamientos (pensamiento-emoción-acciones), que al igual que los síntomas físicos, se magnifican antes ciertos escenarios de nuestras vidas, y nos permiten… si, ¡acertaste! seguir hacia adelante con más conciencia.

Aquí es donde reside la gran diferencia de paradigma: la biología responde a los conflictos con síntomas ¡y también con cambios de humor! (pensamiento, emoción, comportamiento).

EL CONFLICTO ES EL POTENCIAL

Según esto, ningún estado mental o comportamiento es negativo. Lo único que hay son comportamientos descontextualizados, es decir, a los que no les vemos su función.

Pongamos un ejemplo para ilustrar esto:

Imagina que te surge un conflicto con tu jefe. Como resultado aparece un síntoma de acidez de estómago. Hacia el final del día, tu jefe y tú volvéis a discutir, pero esta vez lo que aparece es un cambio de comportamiento: sientes mucho enojo e ira.

Aquí pueden ocurrir dos cosas según tu estado hormonal:

– puede ser que canalices tu furia hacia afuera: con una agresión (verbal o incluso física), a tu jefe, compañero de trabajo, o al primero que se te cruce,

– o puede ser hacia adentro: te irás al gimnasio y te quemarás haciendo pesas y abdominales, o te pondrás a limpiar tu casa hasta deslomarte.

El comportamiento “agresivo” es uno de los muchos de los que dispone la biología para asegurarse seguir hacia adelante. Si estos comportamientos se descontextualizan, es cuando los percibimos como limitantes.

¿Cuándo se descontextualizan? Cuando no tienes objetivos a futuro.

Sigamos con el ejemplo, imagina que, tras ese conflicto con tu jefe, te pones agresivo, pero ya conoces la función de ese comportamiento: llevarte a la acción.

Lo que ocurrirá es que aprovecharás ese estado de ánimo y esa ira para, por ejemplo, terminar un trabajo que hasta ahora te superaba porque demandaba mucho esfuerzo, o, quizás para sacar el valor que necesitabas para tomar una decisión que deseabas pero que no te atrevías a tomar: dejar ese trabajo, o ponerle un límite a tu jefe.

LA VISIÓN DE FUTURO

Un comportamiento, e incluso, un conflicto se percibe como limitante cuando no le ves su función a futuro.

Si puedes comprender que todo lo que te ocurre tiene la finalidad última de permitirte seguir hacia adelante: desarrollar tu potencial, generar habilidades y expandir conciencia, entonces podrás empezar a entrever que tus pensamientos, emociones y comportamientos “limitantes” no están ahí para ser “trabajados”, sino para que los funcionalices y por tanto, los re-direcciones en favor de tus propios objetivos y metas.

De ahí que, en el IPH tenemos como premisa seguir siempre estos 4 pasos en el abordaje de cualquier conflicto:

  • Identificar el cambio de comportamiento que te produjo tu conflicto,
  • conocer su función biológica,
  • determinar la acción, proyecto o decisión postergados,

y re-dirigir tu mirada y tu estado anímico hacia ello, para así funcionalizar tu conflicto, seguir adelante, expandir conciencia y desarrollar todo tu potencial.