Uno de los resultados que obtenemos de la práctica de lecciones de Un Curso de Milagros es observar nuestros pensamientos, esos que antes iban sin rumbo y que emergían sin parar, comenzamos a darnos cuenta de cuánto tiempo invertimos en pensar en personas, situaciones, “problemas”, y todo esto parece tan justificado, de hecho hasta es parte de la “responsabilidad” como adultos preocuparnos y mantener en nuestra mente a las personas que amamos, a eso también se le llama ha llamado “amor”.
Pasamos de un pensamiento a otro, todos enfocados en nuestros cuerpos, en otros cuerpos y en las relaciones con más cuerpos, que creemos que amamos, otros que odiamos, así la mente lucha por sostener unos y deshacerse de otros, es un vaivén insostenible de imágenes y delirios, fantasiosos, asfixiantes y angustiosos, que están allí, que aparentemente no hay manera de parar.
Durante la práctica vas descorriendo un telón, en el que todo comienza a tener sentido. Entiendes el estrés de una mente que funciona en ese nivel, la ansiedad, el pánico, el ataque constante y ves que es normal que todo esto suceda. No está mal un ataque de ansiedad por ejemplo, en una mente con esas características, es de hecho normal que se manifieste.
La frustración, el dolor, el sufrimiento se vuelve tan coherentes ante el panorama mental, todo cobra sentido, estamos queriendo salir del estrés, la ansiedad, la irritabilidad sin observar su fuente o buscando las causas en el exterior.
La mente en su naturaleza es integra y por ende también los pensamientos que genera son íntegros. Sabes ¿Por qué no puedes parar tus pensamientos? porque Dios es tu última opción, si tú que dices que amas a Dios, que confías en él, no tienes idea ni de lo que es amar y menos confiar. Si le amaras y confiaras en verdad, tendrías un estado de absoluta dicha y una paz tan serena.
Pero no te interesa, prefieres ser el responsable de tu vida y de la de los otros, tu devoción la han dirigido tus ídolos, eso en los que piensas todo el día y lo justificas con “estoy preocupada porque soy tan responsable”. Si tienes insomnio, algún desorden alimenticio, fatiga o ganas de morir es porque estás adorando al dios equivocado, eso no te hace bueno y tu sacrificio es el ofrecimiento que ese dios falso te exige.
Quieres realmente liberarte de todo ese ruido mental y sus efectos corporales, observa a qué ídolo veneras. Si hoy no estás en absoluta quietud, tu mente se encuentra poseída por un dios falso, y es en lo que piensas todo el día, en lo que inviertes tu atención y todos tus recursos, eso a lo que le das mantenimiento y lo sometes a una mejora continua. Lo veneras continuamente y le temes.
Encontrar coherencia en esto es la salida, la salida es muy sencilla, es una lógica. Venerar dioses falsos es una práctica común en los mortales y es natural en ellos quienes son admirados por hacerlo y su dios les agradece matándolos lentamente.
Con experiencias como la enfermedad, ansiedad, depresión, insomnio, tristeza, angustia, pánico, desesperación, duda, odio, sacrificio, decepción, frustración, sus rehenes saltan de una a otra experiencia de dolor con pequeños espacios de alegría causada por las venganzas y las justicias despiadadas que ofrece.
La mente en su naturaleza es santa dice Un Curso de Milagros Tu santa mente es el Altar a Dios, y donde Él está no puede haber ídolos. T-29.VII.9:5 Lo único que le corresponde estar en tu mente es a Dios, pero has usurpado este santo lugar con tus venerados problemas y personas “amadas”, no permitas que un sólo ídolo se pose más en ella y mantén tu mente en favor de Dios, pues tu mente es su hogar y donde él quiere permanecer para darte su Paz.
El ruido que hacen los ídolos se acallará, cuando observes que no es a DIOS a quien honrabas a través de tus pensamientos. Entonces ellos (los usurpadores) se apartaran, frente a la cordura y serenidad de Su Visión. Hoy Dios es tu última opción y con esta decisión descansas, porque sabes que ya no necesitas tomar nunca más otra elección.
Escrito por Lesly Vanegas
Revisión: Luz López
Estudiantes de Un Curso de Milagros
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