Todo lo vivo está compuesto de energía; ¡hasta nuestros pensamientos! Es así como conectamos; a través de energía.

Esta conexión ocurre inconscientemente y a 360 grados. Es decir, lo que sentimos del exterior nos hace reaccionar instantáneamente; y lo que pensamos lo transmitimos a otros energéticamente con la misma rapidez. Todo esto es inconsciente, mientras no te propongas prestarle atención. Una vez estés más consciente de tu energía y de la energía a tu alrededor, podrás tener más control de lo que envías y lo que recibes. En éste artículo procuro contribuir a que entiendas el lenguaje de la energía para que puedas ayudarte y puedas ayudar a otros; especialmente en estos tiempos donde la energía del miedo tiende a gobernar el momento.

Empecemos con el inconsciente colectivo. Muchos clientes me han comentado que últimamente despiertan a media noche, en medio de un sueño profundo y de repente, se sienten bien alarmados, nerviosos, hasta con pánico. Esto incluye a personas que nunca antes habían sufrido de pánico o ansiedad. La respuesta a este fenómeno es el miedo del inconsciente colectivo, que se esparce incesantemente y se siente con intensidad. No importa cuán lejos o cuán cerca estés de personas con este miedo intenso. Así de poderosa es la energía del pensamiento. Por eso es que hablamos de lo importante que es tratar de pensar positivamente. Rezamos y meditados en grupo para que la energía sanadora también se transmita a otros. Ahora, queda de tu parte decidir ¿a qué pensamiento le vas a hacer caso? ¿Qué pensamiento deseas transmitir al mundo?

Tenemos entonces la energía de espacios. Las paredes absorben energía. Es por ello que entras a una casa o a una oficina y de inmediato tu cuerpo se relaja o repele ese lugar. La estética del espacio no importa. Podemos entrar a un espacio bellísimo y aun así sentirnos incómodos y hasta con miedo. Lo opuesto también ocurre. El lugar donde entras no lo consideras hermoso, pero puede ser tan acogedor y tranquilo, que podrías vivir allí. El método feng shui (desarrollado en la China para crear balance y harmonía) ayuda a balancear espacios energéticamente. Uno de los libros que más recomiendo está escrito por Kingston, K. (1997). Creating Sacred Space with Feng Shui. (Creando un espacio sagrado con feng shui). En éste libro encontrarás como mover la energía para balancear el espacio.

Ahora hablemos de la energía que sentimos de persona a persona. Hay muchos que se consideran empáticos; es decir, que son muy sensibles a la energía de otros, la absorben y la canalizan para otros. Al igual que lo estético de un espacio, no necesariamente leemos la energía de una persona con solo mirarla. Hay personas que se miran muy tranquilas en su exterior pero cargan con una energía pesada. Es ésta la energía a la que me refiero. Si alguna vez te has sentido agotado después de estar alrededor de alguien por solo unos minutos, la razón de ello es porque absorbiste su energía. No tienes que ser empático para que la energía de otros te afecte. Al igual puedes ser afectado energéticamente por la vibración de la voz con quien hablas por teléfono o escuchas en la televisión o radio.  La voz es energía. Necesitamos aprender a crear protecciones de nuestro espacio áurico y de nuestro cuerpo para sentirnos en control. Les invito a que escuchen un corto video en mi canal de youtube para que aprendan a balancearse y crear protección.

(https://www.youtube.com/watch?v=XHc35Z2GZY4).

También pueden encontrar los pasos a seguir en mi libro: Nealie, A. (2013). Visualize Yourself: Designing the Outcome of Your Life, One Issue at a Time, p. 105. (Visualízate: Diseñando el resultado de tu vida, un aspecto a la vez). Y por último, si sientes que lo que has absorbido energéticamente o lo que tu pensamiento insiste en enfocarse te está afectando demasiado, puedes acudir al método de sanación llamado cosmoenergía. Las sanaciones energéticas las hago por video o por fotografía. ¡Ya no hay que sufrir más! El trabajar con tu energía y estar consciente de la energía que te rodea puede salvarte de muchos pesares emocionales, físicos y mentales.